Ser mayor de treinta años no implica llevar una vida sedentaria y muchos menos renunciar a la práctica deportiva. Por el contrario, son muchas las actividades que puede desempeñar una persona adulta y es imprescindible que así lo haga, puesto que el ejercicio (sobre todo después de los cuarenta) previene enfermedades, disminuye el riesgo de sufrir infartos y ataques cerebrales y ayuda a mantenerse en el peso saludable.
Rutina sana después de los treinta
Existen muchos deportes que se adaptan a las características y necesidades de una persona adulta, pero en cualquier caso conviene optar por una rutina que incluya 30 minutos de actividad aeróbica, 20 de fortalecimiento muscular y diez de elongación y relax.
La frecuencia puede ser de dos a tres veces semanales. La gimnasia aeróbica es, por ejemplo, una alternativa para tener en cuenta ya que brinda la po¬sibilidad de un completo entrenamiento cardiovascular y sirve para quemar calorías.
Las caminatas, el trote, el ciclismo y la natación son también buenas opciones para mantenerse en movimiento sin importar la edad. Por último, es aconsejable que las personas adultas realicen un completo chequeo médico antes de empezar cualquier actividad. Esto incluye: chequeos coronarios, evaluación de la resistencia física, capacidad respiratoria y fuerza muscular.
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